¿Por qué es tan difícil resistirse al chocolate y tan fácil resistirse a Dios?
Imagina que llevas días cuidando tu alimentación y descubres una caja de bombones. Solo saber que están ahí comienza a jugar en tu contra. Al final cedes: “Solo uno, antes comía varios”, piensas. Pero ya rompiste la dieta.
Ahora imagina otra escena: unos hermanos te invitan a un evento evangelístico. Sabes que será tarde y estás cansado. Ellos insisten, te ofrecen cenar juntos, pero decides no ir. Sin darte cuenta, resististe al llamado de Dios con más firmeza que al chocolate.
Resistir la tentación del dulce parece difícil, pero muchas veces fallamos. Sin embargo, resistir a Dios, que siempre quiere nuestro bien, lo hacemos con determinación. Hacer su voluntad exige renunciar a la comodidad y al deseo personal.
Jonás también lo intentó: quería cumplir el mandato de Dios a su manera. Esa lucha lo llevó a la desesperación, pero Dios fue misericordioso con él y con Nínive.
Obedecer a Dios puede ser un reto, pero siempre trae fruto. La obediencia engendra amor, confianza y bendición. Resistirse a Dios no conduce a nada; obedecerlo abre el camino a una vida plena y en paz.
¡Mantente firme en tu dieta y no te resistas a Dios!
- ¿Cómo te relacionas con Dios? Si has sido desobediente, pídele perdón.
- Saca de tu mente la idea de que obedecer a Dios es un trabajo muy duro... piensa en su voluntad como una oportunidad.
- Puede parecer extraño, pero la forma en la que lidiamos con las reglas y los desafíos en la vida cotidiana refleja cómo nos relacionamos con Dios. Revisa tus acciones.
Para orar: Señor, te pido perdón por resistirme a tu voluntad. Quiero aprender a obedecerte con alegría y ser moldeado según tu voluntad, reconociendo que siempre es lo mejor para mí. Amén. 🙏